Luis Jaime, el periodista (IV)


-El periodismo de cada día
El flamante Observador se sumó de inmediato a la oposición al gobierno del presidente Belaunde y enfiló sus mejores armas hacia el Premier, Manuel Ulloa, el propietario del diario Expreso. Los razones eran múltiples, como por ejemplo la presencia importante del APRA en el directorio y la redacción del diario; y la reacción lógica del propietario, Luis León Rupp, a quien le acababan de intervenir su Banco, el BIC, haciendo tambalear al resto del Grupo Vulcano.
Pese a las dificultades, incluso para pagar los sueldos, todos estuvieron de acuerdo en seguir adelante y procurar hacerse un espacio propio en el escenario periodístico que parecía ya excesivo pues estaban El Comercio, La Prensa, Expreso, Correo, Ojo, La República, Marka y hasta el discreto “Guido” del popular Guido Monteverde.
Pero lograron diferenciarse enfatizando el plan original de Cisneros, buena información y pluralismo en la opinión. Y el propio Luis Jaime aportaba casi diario con “Mi Columna” con buenas viñetas de Adrián Arias.
En los meses que tuvo a su cargo la dirección debió hacer frente al boicot publicitario del Gobierno belaundista que prodigaba anuncios en los diarios, menos en El Observador. Y soportó las amenazas constantes de suspensión de provisión de papel, embargo de la rotativa, etc.
Luis Jaime seguía atentamente las novedades y les dedicaba su columna. Escribió de todo. Sobre los héroes, parques, jóvenes, ajedrez, medicina, playas, universidades, Iglesia, trazó perfiles breves y perfectos de personajes, todo ligado estrictamente a la actualidad y con visión crítica.
Lo acompañaban con sus columnas Raul Wiener (El Observador Ecónomico), Rodney Espinel (El Observador Sindical), Justo Linares (Sube y Baja), César Miró (Linterna de Diógenes), Mario Belaunte (Tal como lo Veo), Alfonso Tealdo (Mirador), Víctor Tirado (Paso a Paso), Jorge Donayre (Según pasan los Días) y el joven caricaturista Eduardo, entre otros.
Todos ellos, más analistas invitados como Rolando Breña, Alfredo Barnechea, Hugo Neira, Edgardo Mercado Jarrín, Sonia Luz Carrillo, Ulises Humala Tasso, construían una alternativa que efectivamente ofrecía un rostro distinto y se acercaba al ideal de periódico que debe dar a sus lectores material para decidir e interpretar por su cuenta.

Tuvo días duros como aquellos de abril del ataque inglés a Las Malvinas y lloró como muchos cuando torpedearon el crucero Belgrano. Y dijo en su columna:
“Pienso en esos quinientos jóvenes marineros argentinos que allá en el mar, bajo la inmensa sombra celeste de la patria, sucumbieron en instantes en que estaban realmente fuera del ámbito señalado por el propio adversario como teatro de guerra. Pienso en todos los jóvenes bajo armas que esperan con justificada ilusión seguir el mismo camino con la frente alta y la puntería asegurada en todo barco inglés. Pienso en las mujeres argentinas que velaron orgullosamente esa jornada por el hijo que así aseguraba a su patria grandeza y libertad, y comunicaba su hondo regocijo con el mar. Pienso en Belgrano y en esa hermosa canción que todos entonábamos en las jornadas patrióticas: ‘Aquí está la bandera idolatrada, la enseña que Belgrano nos legó’.
Abrigados por esa bandera se hallan ahora esos quinientos jóvenes en el mar. Y una aurora radiante cubre el horizonte. No lloran por estos muchachos los jóvenes de América: los envidian y cantan su gloria”.

Sigue: La renuncia irrevocable

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